3.3 Seguimiento de la enfermedad y detección de recidiva
3.3 Seguimiento de la enfermedad y detección de recidiva
El método de la RT-PCR puede detectar una célula de melanoma de entre 106 a 107 células normales, definiendo una población de riesgo para recurrencia del melanoma no identificados por examen de patología (Carlson et al., 2003). Es decir, esta técnica mejora la predicción pronóstica, que suele estar basada en factores patológicos y clínicos (Palmierie et al., 2003). La detección de células circulantes de melanoma se ha propuesto como una herramienta para seleccionar a pacientes en un riesgo más alto de la recaída incluso cuando el examen físico y las pruebas radiográficas no detectan una recaída (Mc Gary et al., 2002).
Battyani et al. (1995) demostraron que la detección de EMR en melanoma tenía un valor pronóstico como marcador de recidiva, al estudiar la presencia de tirosinasa (detectada por PCR) después de la resección de las metástasis regionales. Los pacientes con tirosinasa positiva presentaban una tasa de recurrencia a los 4 meses mayor que los que eran tirosinasa negativa. Además aquellos pacientes en estadio IV y tirosinasa positiva experimentaban una progresión más rápida en el plazo de 4 meses, que aquellos con tirosinasa negativa. En cinco estudios independientes se estudió en sangre periférica, médula ósea y ganglios linfáticos, la presencia de células de melanoma residuales diseminadas. Para ello utilizaron la técnica de la RT-PCR y como marcador la tirosinasa. En estas investigaciones se demostró una correlación entre la presencia de EMR y una disminución significativa del período de supervivencia libre de enfermedad y/o de supervivencia total. En otro estudio realizado por Mellado et al. (1996) se observó que la presencia de transcritos de tirosinasa en sangre periférica se correlacionaba con un periodo de supervivencia libre de enfermedad más corto. Aproximadamente el 30% de los pacientes con melanoma primario (estadio clínico I y II) desarrollaban recaída, pero se detectaba en el 50%. Esta diferencia del 20% podía ser debida
a falsos positivos ocasionados por dificultades técnicas (contaminación con células epiteliales, amplificación residual del DNA en el extracto de RNA). La tasa de falsos positivos podía disminuirse si se usaban múltiples marcadores: tirosinasa, MART1 y MAGE-3 (Davids et al., 2003). MAGE-3 no se expresaba en melanocitos benignos del ganglio de nevi, mejorando así la tasa de falsos positivos.
En una investigación realizada por Visús et al. (2007), observaron que en el estadio I de melanoma, los 3 pacientes con tirosinasa positiva recayeron frente a 1 de los 35 pacientes tirosinasa negativa. En el estadio II, 1 de 3 pacientes tirosinasa positivos recayeron y 3 de 19 tirosinasa negativos. En el estadio III, de 5 pacientes tirosinasa positivos recaen 3 y también 3 de 24 pacientes tirosinasa negativos, mostrando una correlación estadísticamente significativa entre recurrencia y el resultado de RT-PCR.
El porcentaje de pacientes con ganglios linfáticos negativos por técnicas de patología pero positivos por RT-PCR que experimentan recaída (12%-25% de riesgo de recaída) son significativamente menores que el de los pacientes con patología positiva y RT-PCR positiva (31%- 67% de riesgo de recurrencia) (Rimoldi et al., 2003) Aquellos ganglios centinelas negativos por las dos técnicas tienen riesgo de recurrencia pero significativamente menor (<9% de pacientes) (Davids et al., 2003).
Hoon et al. (2000) han demostrado que la detección de EMR puede predecir la recidiva del melanoma y además se correlaciona con la supervivencia. La probabilidad de tener una recaída de la enfermedad después de 60 meses aumentaba de 25% hasta el 56% en los pacientes que tenían de 0 a 2 marcadores positivos, contra 3 a 4 marcadores positivos, respectivamente. La supervivencia disminuyó de 82% a 61% en pacientes con 0 a 2 marcadores positivos, contra 3 a 4 marcadores positivos, respectivamente.