3.2 Eritropoyetina (epo)
3.2 Eritropoyetina (epo)
La EPO es una hormona glicoproteica, producida normalmente en el riñón (células peritubulares intersticiales) y en el hígado (en el feto y ante la hipoxia en adultos). Está formada por 166 aminoácidos y su gen se encuentra ubicado en el cromosoma 7. Es capaz de inducir la proliferación y maduración de las células progenitoras eritroides hacia eritrocitos maduros. Su síntesis puede ser inhibida por varias interleukinas ILK-(1a, 1b, 6), los factores de necrosis tumoral alfa y beta (TNF-α, TNF-ß) y estimulada por la hipoxia. El nivel plasmático de EPO regula directamente la producción de nuevos eritrocitos por la médula ósea.
Hay que tener en cuenta que antes de iniciar un tratamiento con EPO bajo las indicaciones que se comentarán más adelante, debemos estudiar siempre la causa de la anemia y asegurarnos de que no existan otras condiciones asociadas, como déficit de hierro, de ácido fólico, vitamina B12, o que no estemos ante una anemia de trastornos crónicos.
La rHu-EPO comenzó a usarse primeramente en los pacientes con insuficiencia renal crónica y posteriormente pasó a utilizarse en oncología.
Habitualmente la pauta terapéutica es a una dosis de 150 u/Kg administrada por vía subcutánea tres días a la semana (lunes, miércoles y viernes). Es importante asegurarnos de que el paciente posee unas reservas de hierro (niveles de ferritina), suficientes para afrontar la aceleración de la eritropoyesis que induce la EPO y normalmente se suele suplementar con hierro oral. Igualmente importante es asegurarnos de que el paciente presente una mejora en sus niveles de hemoglobina con el tratamiento ya que algunos pacientes no responden al tratamiento con EPO. En esos casos se suele intentar una pauta a dosis doble antes de abandonar el tratamiento por ineficacia.
Actualmente se están desarrollando nuevas pautas de EPO mediante el uso de dosis más altas administradas una vez por semana, con lo que el paciente gana en comodidad y parece que mantiene la misma eficacia. Por último se encuentran en fase de investigación e incluso ya disponibles algunas moléculas que por sus características farmacológicas las hacen aptas para su administración cada 2 o 3 semanas (darbapoietina).
Las indicaciones y usos de la EPO se resumen en la tabla 4. Inicialmente su uso estaba restringido a la anemia por Cisplatino, dada su condición de fármaco mielotóxico (anemia por toxicidad directa sobre la eritropoyesis en la médula ósea) como nefrotóxico (toxicidad sobre el riñón con la consecuente disminución en la producción de EPO). Actualmente su uso es más amplio y gracias a ella se han obtenido importantes mejoras en el campo de la oncología. Su empleo no sólo mejora la calidad de vida de los pacientes al disminuir los síntomas relacionados con la anemia (astenia, disnea, fatigabilidad), sino que además mejora las expectativas de respuesta a los tratamientos al mejorar la oxigenación tisular y por tanto la eficacia de la radioterapia (tumores ginecológicos y de cabeza y cuello) e incluso la supervivencia. Además consigue reducir de manera significativa las necesidades de transfusión sanguínea en los pacientes bajo tratamiento quimioterápico, con el gran ahorro que ello supone (las donaciones de sangre apenas son capaces de mantener el ritmo de demanda de transfusiones en los grandes hospitales hoy en día). Tampoco hay que olvidar que las transfusiones sanguíneas no están exentas de riesgo de complicaciones, como la reacción transfusional, aloinmunización e incluso transmisión de agentes infecciosos.
Tratamiento de la anemia inducida por quimioterapia |
Tratamiento de la anemia por radioterapia. Optimización de las cifras de hemoglobina. |
Mejoría en la calidad de vida de los pacientes. Disminución de la sintomatología secundaria a la anemia |
Disminución de los requerimientos transfusionales (hasta un 30% según el esquema de quimioterapia). |