3.1 La Hematopoyesis

3.1         La Hematopoyesis

Uno de los efectos secundarios característicos de la quimioterapia antineoplásica es la toxicidad sobre la médula ósea, que se traduce en citopenias que detectamos en los análisis de sangre periférica o hemogramas. Según el fármaco empleado se ven afectadas en mayor o menor medida la serie blanca (leucocitos), roja (hematíes) o plaquetaria, difiriendo también según el fármaco en cuestión tanto la intensidad de la citopenia como su momento de aparición más o menos tardío en función de la fase del ciclo celular sobre la que actúan. También influye la vida media de cada elemento sanguíneo ya que normalmente los leucocitos poseen una vida media de menos de 10 horas por lo que su nadir (momento de máximo descenso) suele ser más precoz que el de las plaquetas o hematíes.

En la figura 1 se muestra una representación esquemática de la hematopoyesis, en la que se pueden apreciar las diferentes vías de maduración de cada tipo celular. En este proceso intervienen una

Los CSF son glucoproteínas de pequeño tamaño (18000-90000 kd) que se producen endógenamente a muy bajas concentraciones. La mayoría de los CSF poseen actividad específica sobre una línea celular: eritropoyesis o maduración de los hematíes (Eritropoyetina), granulocitopoyesis o maduración de leucocitos granulocitos (G-CSF), trombopoyesis o maduración de megacariocitos hacia plaquetas (trombopoyetina). Algunas sustancias actúan a varios niveles, como el GM-CSF (granulocitos y monocitos) e incluso existen multi-CSF (ILK-3).

Uno de los grandes avances en la oncología moderna ha sido la posibilidad de disponer de algunas de estas sustancias mediante ingeniería genética, los denominados factores humanos recombinantes (rHu-CSF). Su uso ha supuesto una auténtica revolución en la práctica clínica diaria como veremos más adelante, siendo los artífices de algunos de los logros más importantes de la quimioterapia en la batalla contra el cáncer.