2.5 Fármacos Antieméticos
2.5 Fármacos Antieméticos
En la actualidad disponemos de un buen número de fármacos antieméticos capaces de prevenir y controlar la emesis en la mayoría de los pacientes y ante cualquier pauta de quimioterapia. Estos fármacos actúan a diferentes niveles bloqueando varios receptores o antagonizando la acción de los neurotransmisores que intervienen en la fisiopatología del vómito. Tras la introducción en la práctica de los fármacos antagonistas de los receptores de la serotonina 5HT3 (los denominados "...setrones") se logró incrementar en gran medida la eficacia de la terapia antiemética gracias a su elevada potencia. En este grupo existen numerosas moléculas entre las que parece no haber grandes diferencias, siendo las más usadas en la actualidad el ondansetrón y el granisetrón, y también dolasetrón, tropisetrón, etc. Estos fármacos poseen una dosis máxima a partir de la cual no aumenta su eficacia ya que los receptores de la serotonina ya están saturados. El segundo grupo importante lo forman los corticoides, fundamentalmente la dexametasona y también la metilprednisolona y la ACTH. Estos dos grupos, los antagonistas 5HT3 y la dexametasona fundamentalmente, constituyen la base de la mayoría de las pautas antieméticas, tanto por separado como en combinación entre sí. Las benzamidas sustituidas, cuyo representante más usado es la metoclopramida, son fármacos muy usados en el control de la emesis. Posee la característica de tener una relación lineal dosis-respuesta aunque a dosis alta limita su uso la aparición de efectos secundarios como el síndrome extrapiramidal, sobre todo en gente joven. A dosis bajas actúan como antidopaminérgicos (anti-D2) y a dosis mayores poseen también acción antiserotoninérgica (anti-5HT3). Otros fármacos coadyuvantes antieméticos lo forman una serie de sustancias cuyo uso es frecuente en la patología psiquiátrica pero que poseen actividad antiemética en base a su acción sobre los neurotransmisores y sus receptores. Destacan las Butiferonas (haloperidol), Benzodiacepinas (lorazepam) y las Fenotiacinas (tietilperafizina, clopromacina). También los Cannabioides poseen actividad antiemética y su uso está aprobado en algunos países. Los antihistamínicos (anti-H1) también tienen esta propiedad aunque más débil.
Por último hay que nombrar una serie de nuevas moléculas en desarrollo que actúan como antagonistas de los receptores NK1 (sustancia P) cuya eficacia ya ha sido probada y estarán a disposición de la práctica diaria dentro de muy poco tiempo.
En general la terapia antiemética en oncología se basa en una buena prevención, ajustando los fármacos al riesgo de emesis teórico en cada paciente según sus características y la quimioterapia empleada. En general se usan combinaciones de un antagonista 5HT3 con la dexametasona para la emesis aguda, administrándolos unos 30 minutos antes de la quimioterapia. Los pacientes con riesgo de emesis diferida suelen precisar de un tratamiento después de la administración de la quimioterapia durante unos días con dexametasona oral, benzamidas o antagonistas 5HT3. Algunas pautas de quimioterapia de bajo riesgo pueden incluso no precisar del uso sistemático de profilaxis antiemética. Por último pueden ser útiles las benzodiacepinas, la psicoterapia y la terapia de desensibilización para la prevención de la emesis anticipatorio.