El cáncer de próstata es el cáncer más frecuente entre varones americanos y el segundo más frecuente tras el cáncer de pulmón en nuestro país. Si bien 1 de cada 5 varones americanos sufrirá la enfermedad, solo un 3% de los mismos fallecerá por la enfermedad. Este bajo riesgo biológico de muchos de estos tumores, definirá la conducta terapéutica en muchos casos. De entre los factores de riesgo de desarrollar la enfermedad se incluyen:
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Edad: es el factor de riesgo más importante. La probabilidad de padecer un tumor aumenta con la edad, así un varón de 80 años, tiene un 70% de probabilidad de tener por lo menos evidencias histológicas de carcinoma. Por otro lado, los varones mayores 50 años tienen un 42% de probabilidad de padecerlo y un 2.9% de morir por su causa. En todas las edades los sujetos de raza negra tienen mayor incidencia que en blancos
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Dieta: Si bien se ha descrito una asociación entre el carcinoma de próstata y la ingesta total de grasas en la dieta, esta solo se ha demostrado en la mitad de los estudios casos-controles publicados hasta la fecha. Solo la cantidad de grasas poliinsaturadas se ha asociado de forma estadística en los tres estudios disponibles con el riesgo de padecer cáncer. Similares consideraciones pueden hacerse sobre el posible papel protector de la ingesta de frutas y vegetales
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Raciales: Las diferencias genéticas entre las diferentes razas podrían tener un papel importante, aunque a veces es difícil separarlo de factores ambientales, dietéticos y culturales. Además la peor supervivencia de los varones de raza negra, podría estar relacionada con las diferencias en el acceso a tratamientos médicos adecuados
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Genéticos, familiares: Existe una relación importante de tipo familiar, de modo que si un familiar de primer grado ha padecido la enfermedad, las probabilidades se multiplican por dos con respecto a la población general. Aproximadamente el 9% de los casos tienen origen genético. Existen una gran variedad de genes y loci relacionados con mayor susceptibilidad de padecer cáncer de próstata, en su mayoría con casos por debajo de los 65 años (Tabla 1)
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Hormonales: Los andrógenos actuan como promotores de la proliferación de las células próstáticas. La testosterona es modificada por la enzima 5-alfa-reductasa en dihidrotestosterona, hormona con mayor afinidad por el receptor de andrógenos. Los niños nacidos con alteraciones de esta enzima, aparte de mostrar alteraciones en el desarrollo de los órganos genitales, no desarrollan cáncer de próstata. Además los hombres castrados antes de la pubertad no sufren esta enfermedad. Los niveles de dihidrotestosterona y la incidencia de cáncer de próstata son más elevados en varones de raza negra, que en blancos y que en japoneses. Finalmente la deprivación androgénica, llevan a la apoptosis de las células normales y tumorales de la próstata.