5. Conclusiones
5. Conclusiones
La enfermedad mínima residual es la presencia de una pequeña cantidad de células tumorales residuales tras un tratamiento con intención curativa del cáncer. La concentración de estas células no es constante a lo largo del tiempo, es decir, es un proceso dinámico. Estas células serán las causantes de una posible recidiva del cáncer en un paciente en remisión clínica.
Tiene una gran utilidad clínica en el seguimiento del paciente con cáncer. Es un factor pronóstico, siendo un indicador de mal pronóstico a largo plazo, ya que se correlaciona significativamente con un mayor riego de recidiva y/o enfermedad metastásica. No está claro cuál es el mejor momento para estudiarla pero se cree que el momento de reconversión de la EMR es crucial para saber que pacientes probablemente sufrirán una recidiva de su enfermedad. Los pacientes que tienen mayor riesgo de recaída se beneficiarían de un mayor seguimiento y de terapias adyuvantes.
Por tanto el estudio de la EMR nos ayuda a tomar decisiones sobre su tratamiento y a poder realizar tratamientos individualizados y así poder prevenir la posible recrudescencia de la enfermedad. Por otro lado, los investigadores creen que hay un umbral por encima del cual la EMR es clínicamente relevante. Hay que tener en cuenta que una recaída molecular no siempre se correlaciona con una recidiva clínica y que además pueden existir falsos positivos.
Las técnicas empleadas para el estudio de la EMR deben ser sensibles, específicas, reproducibles y deben correlacionarse con la clínica. Se utilizan como dianas proteínas específicas del tumor, alteraciones en el ADN y/o ARN. La identificación de estas dianas específicas del tumor es su principal dificultad. La inmunohistoquímica y la citometría de flujo son técnicas con base inmunológica. Su sensibilidad es de 10-4 a 10-5. La ventaja de utilizar técnicas de biología molecular es la estabilidad del ADN, además de su sensibilidad. La citogenética y las técnicas de la FISH son complementarias. La citogenética nos permite visualizar todos los cromosomas y nos ayuda a elegir la sonda que utilizamos en la FISH. La FISH la podemos aplicar sobre células en interfase, pero está limitada al reordenamiento buscado. La sensibilidad de la citogenética es de una célula tumoral de entre 20, la FISH permite detectar una célula tumoral de entre 102 a 105 células normales. Las técnicas basadas en la PCR son más sensibles (de 10-6 a 10-7), pero su gran inconveniente es que son cualitativas. Para solventar este problema se ha diseñado la QF-PCR, que además de cuantificar la EMR disminuye los falsos positivos porque no se contamina con tanta facilidad. Las técnicas basadas en la PCR convencional son difíciles de estandarizar por lo que es complicado comparar los resultados interlaboratorios. Este problema también lo podrá resolver la QF-PCR.