3.2 Principios Generales De Radioterapia
3.2 Principios Generales De Radioterapia
En tumores precoces, la cirugía y la radioterapia (RT) producen resultados similares. La elección de uno u otro tratamiento depende de muchos factores, entre otros de las técnicas y tecnología disponible así como de la experiencia del personal especializado. Los comités de tumores de cabeza y cuello, que funcionan habitualmente en todos los hospitales, permiten definir unos protocolos de actuación y discuten los casos límite, debiendo tener en cuenta la preferencia del paciente por un método u otro en función de las secuelas que producen. La radioterapia puede producir menores secuelas en localizaciones como nariz, párpado y labio donde la cirugía produce deformaciones faciales, así como en la laringe donde permite mantener la función fonatoria. Hay tumores como la nasofaringe que no son subsidiarios de cirugía, por lo que la radioterapia tiene un papel primordial en su tratamiento.
Siempre que se pueda se debe intentar utilizar sólo un tratamiento, dejando el otro como rescate para el tratamiento de una posible recidiva tumoral.
La radiación externa se administra con un Acelerador Lineal o una Unidad de Cobalto. Con radioterapia externa, la dosis de radiación necesaria para tratar con intención radical los tumores T1 y T2 es de 65-70 Gy, con un fraccionamiento convencional de 180-200 cGy/día, Los tumores avanzados y que no son subsidiarios de cirugía necesitan dosis mayores, entre 70 y 75 Gy. En el tratamiento de estos tumores, generalmente de gran tamaño, se puede aumentar la dosis alterando el fraccionamiento convencional, por ejemplo con el hiperfraccionamiento. De esta forma podríamos alcanzar dosis alrededor de los 81 Gy, fraccionando la radiación dos veces al día, con dosis por fracción menor que la convencional (habitualmente entre 115-120 cGy). El control tumoral será mayor debido al aumento de la dosis administrada y los efectos secundarios a largo plazo producidos por la radiación se mantendrían similares a los que produce el fraccionamiento convencional. Los efectos agudos durante el tratamiento, sin embargo, serán mucho mayores por el aumento diario de la dosis. Otra variación del fraccionamiento convencional es el fraccionamiento acelerado, donde se administran dosis de radiación por fracción similares a las del fraccionamiento convencional, varias veces al día. Los resultados también han
Figura 3. Tratamiento con radioterapia de un cáncer de cabeza y cuello. (A) Simulación con máscara termoplástica de inmovilización. (B) Reconstrucción radiográfica digital. (C) Curvas de isodosis.
demostrado ser superiores a los obtenidos con el fraccionamiento convencional y la toxicidad también es mucho mayor. Estas variaciones del fraccionamiento convencional se deben realizar en instituciones familiarizadas con el tratamiento de soporte de las complicaciones que se puedan producir debido a la mayor toxicidad aguda.
La braquiterapia es una técnica que permite liberar altas dosis de radiación en la zona tumoral, consiguiendo evitar la irradiación de los órganos vecinos sanos. Se puede utilizar como técnica exclusiva en tumores como los de labio o párpado, o también como sobreimpresión tras la radiación externa en la que se trata un volumen más amplio y se incluyen las cadenas ganglionares de drenaje.
La asociación de cirugía y radioterapia es el tratamiento habitual en los pacientes con afectación tumoral extensa. La radioterapia postoperatoria suele comenzar cuatro o seis semanas después de la cirugía. La dosis administrada varía en función de la cirugía realizada. Si los bordes están próximos se administraría una dosis de 65-66 Gy. Si los bordes están afectos se alcanzarían los 70 Gy. Las indicaciones de irradiación postoperatoria son: márgenes de resección inadecuados, imposibilidad de realizar una disección cervical, invasión local significativa (cartílago, hueso), invasión perineural, tumores extensos (estadios III y IV) y/o de alto grado, afectación extracapsular y riesgo de afectación ganglionar contralateral,
La radioterapia preoperatoria presenta dos ventajas teóricas: la no afectación de la vascularización debido a la radiación y la disminución del riesgo de diseminación tumoral durante la intervención. Por tanto, requiere administrar una menor dosis de radiación (habitualmente 50-55 Gy). Sin embargo, los estudios realizados han demostrado mayor eficacia con la radioterapia postoperatoria debido sobre todo a un mejor estadiaje tumoral, variando la dosis en función de los resultados obtenidos en el examen de la pieza histológica. En los últimos años se están llevando a cabo protocolos de investigación administrando quimioterapia de inducción, con la finalidad de conservar la función del órgano, por ejemplo en el cáncer avanzado de laringe. Se administran varios ciclos de quimioterapia, seguidos de radioterapia o cirugía según la respuesta obtenida. Si la respuesta tumoral es buena, se continúa con tratamiento radioterápico. En caso de que la respuesta no fuera satisfactoria se procedería a realizar una resección amplia tumoral seguida de radioterapia.
El tratamiento de las regiones ganglionares con radioterapia depende de la exploración física inicial, de los hallazgos obtenidos en las pruebas radiodiagnósticas y de los resultados de la cirugía. Se puede seguir el siguiente esquema:
La necesidad de tratamiento depende del riesgo de afectación subclínica, siendo igual de efectivo el tratamiento con cirugía o con radioterapia. La cirugía ofrece como ventaja la rapidez del procedimiento, mientras que la radioterapia evita las secuelas funcionales o estéticas. La elección de una u otra técnica depende de la que se realice sobre el tumor primario.