6. Perspectivas Y Conclusiones


6.    Perspectivas Y Conclusiones

Existe un elevado número de genes que codifican metaloproteasas asociadas a procesos tumorales, algunas de las cuales no sólo participan en situaciones patológicas, sino también en procesos normales, como la remodelación del tejido conectivo. Asimismo, se presenta una enorme diversidad de enzimas y sustratos que participan o pueden participar en la génesis del tumor, por lo que el reto se centra en conocer cuáles son, exactamente, los mecanismos de acción que desempeñan cada uno, así como estudiar si su bloqueo influye en los procesos biológicos que se tienen que producir normalmente.

Las metaloproteinasas de la matriz (MMPs) promueven el crecimiento tumoral y la metástasis. Se sabe que la actividad proteolítica está regulada en las células normales, sin embargo, las células tumorales evitan dichos mecanismos reguladores. El gran inconveniente es que existen numerosas señales de regulación que activan a las metaloproteasas, por lo que el bloqueo de una señal no implica que las células no se vuelvan tumorales.

Se sabe que la 2α-macroglobulina, RECK y TFPI2 actúan como inhibidores de MMPs por lo que, quizás, induciendo una mayor expresión de las mismas, se pueda conseguir evitar el avance implacable del crecimiento tumoral. Es importante saber que existen numerosos factores extracelulares que favorecen la activación de las MMPs, algunos de los cuales pueden o han sido estudiados como dianas terapéuticas, ya que la activación o inhibición de los mismos puede dar lugar a la inhibición de la transcripción de numerosas de ellas. También existen estudios sobre la vía de transducción de señales, observándose como el más prometedor el bloqueo de la vía Ras-MAPK, aunque aún quedan muchos ensayos para llegar a demostrar su inocuidad.

El mayor inconveniente que se presenta a los investigadores es que no todos los genes de las MMPs responden de la misma manera ante un mismo estímulo de bloqueo, lo que complica la búsqueda de la diana terapéutica más eficaz para cada tumor.

Hasta ahora, se han diseñado numerosos tipos de inhibidores por parte de las compañías farmacéuticas como, por ejemplo, inhibidores de factores extracelulares, de las señales de transducción, de factores nucleares, etc... Pero lo más importante no es que consigan bloquear el proceso tumoral, sino que no se vea alterado cualquier proceso fisiológico normal para la célula a causa de la inhibición. Muchos de los inhibidores ensayados son buenos candidatos a ser utilizados en clínica, aunque su precaria especificidad origina efectos secundarios indeseables, por lo que se debe realizar una mejora en el diseño o en la síntesis del inhibidor para hacerlo lo más específico posible y que actúe contra la célula tumoral y no contra las células normales que rodean al tumor. Problema éste último muy común en muchísimas drogas empleadas en el tratamiento de los diferentes tipos de cáncer.