4. Historia Natural
4. Historia Natural
En el cérvix uterino vamos a encontrar tres regiones bien diferenciadas. Los fondos de saco vaginales y el ectocérvix, están ambos recubiertos por un epitelio plano pluriestratifícado no queratinizado. El endocérvix, formado por un epitelio cilíndrico glandular. La zona donde se encuentra la unión entre los epitelios cilíndrico y plano se denomina zona escamocolumnar o de transición. Esta zona tiene una gran actividad proliferativa, estando sometida continuamente a transgresiones hormonales, inflamatorias y traumáticas, por lo que es el lugar de más alto riesgo de transformación displásica. El carcinoma de cérvix se origina generalmente en la unión escamocolumnar (zona de transformación) bien en el canal endocervical o en la portio. Comienza siendo una lesión local limitada al epitelio (CIN). Cuando las células neoplásicas rompen la membrana basal se produce la invasión del estroma, estando en presencia del carcinoma invasor. El tumor infiltrante se suele asociar a cervicitis crónica, displasia severa y carcinoma in situ o neoplasia intraepitelial cervical (CIN). El 30-70% necesitan entre 10-12 años para progresar desde CIN a carcinoma invasor, sin embargo, hay un 10% que evolucionan en sólo 1 año.
Una vez que el tumor es capaz de invadir, progresa por contiguidad manifestándose como una úlcera superficial, un tumor exofítico dependiente del exocérvix o infiltrando de forma extensa el endocérvix (Figura 2). En su progresión puede alcanzar los fornix vaginales, parametrios (también por vía linfática), vejiga y recto (en casos muy evolucionados). Puede extenderse hacia el segmento uterino inferior y la cavidad endometrial en el 10-30% casos. El cérvix tiene una red linfática muy rica, sobretodo en las capas musculares, y una vez que se ha producido la invasión de estas estructuras, existe una elevada probabilidad de diseminación ganglionar. Puede metastatizar a ganglios, paracervicales, parametriales y pélvicos: obturadores, ilíacos externos, hipogástricos. De ahí a ganglios de la iliaca común y paraaórticos. La diseminación hematógena a través del plexo venoso y venas paracervicales es menos frecuente que la vía ganglionar. Se presenta infrecuentemente en estadios avanzados. Las localizaciones más comunes son pulmón, ganglios supraclaviculares, mediastino, huesos e hígado (Figura 3).
Figura 2. Histeroscopia
Figura 3. Diseminación