1. Introducción
1. Introducción
Podemos definir el concepto de tratamiento de soporte, como el conjunto de procedimientos diagnósticos y en mayor medida terapéuticos, dirigidos a controlar los síntomas y complicaciones relacionadas con la propia enfermedad cancerosa y con la toxicidad derivada de los tratamientos oncológicos.
En los últimos años hemos asistido a un gran avance en lo que respecta a la terapia antineoplásica, con fármacos y esquemas de quimioterapia mejores y más efectivos, que han hecho posible lograr mayores tasas de curación en los pacientes con cáncer. Sin embargo y a pesar del esfuerzo en desarrollar fármacos cada vez más seguros, la toxicidad derivada de los mismos constituye un obstáculo importante a la hora de poder aplicar estos tratamientos a nuestros pacientes. Afortunadamente y de forma paralela, también se han conseguido diseñar moléculas y fármacos capaces de prevenir y controlar la mayoría de los efectos secundarios de la quimioterapia antineoplásica. En este contexto caben destacar los nuevos agentes antieméticos capaces de combatir con eficacia una de las toxicidades más molestas de la quimioterapia, la emesis. Por otro lado, el diseño y fabricación de los denominados factores estimulantes de colonias hematopoyéticas han hecho posible conseguir administrar dosis mas intensas de quimioterapia con un mejor control de las citopenias inducidas por las mismas. Por último y no menos importante, la aparición de los nuevos antibióticos más potentes y con mayor espectro de acción, ha logrado reducir de forma dramática tanto la morbilidad como la mortalidad asociada con los procesos infecciosos en los pacientes con cáncer, un problema muy frecuente en esta patología.