2.2 Carcinogénesis Radioinducida


2.2         Carcinogénesis Radioinducida

La relación de exposición a radiación ionizante y aparición de cáncer es conocida desde antiguo. Exposiciones globales, como las ocurridas en desastre nucleares de carácter bélico (Hiroshima y Nagasaki) o accidental (Chernobyl) y parciales (irradiaciones por patologías benignas: espondilitis anquilopoyéticas, tiñas cuero cabelludo, mastitis pos-parto), han permitido documentar esta relación. Uno de los aspectos más relevantes de entre los observados en los cánceres radioinducidos, es la existencia de un intervalo de latencia entre la radiación recibida y la aparición del cáncer. Como no podía ser de otra forma, el intervalo de latencia, se debe al tiempo requerido para completar las fases de promoción y progresión de la célula inmersa en el proceso de iniciación del daño por radiación. Este periodo varía entre las leucemias y otros tumores sólidos.

La existencia de períodos de latencia fijos, parece perder terreno frente a la hipótesis de que los tumores radioinducidos tienden a aparecer en la época de la vida en que aparecen los cánceres de esa localización concreta. Es evidente la necesidad de factores promotores para el desarrollo de un cáncer, que tienden a estar presentes en determinadas épocas de la vida.

Los factores que modifican la aparición de cáncer radioinducido son por parte de la radiación

recibida, la dosis y la calidad de la misma. Por parte de los individuos expuestos, la presencia de ciertos factores genéticos, como la existencia de síndromes de radiosensibilidad aumentada del tipo ataxia teleangiectasia. Las edades mas bajas a la que se sufre la irradiación, parecen incrementar el riesgo de padecer cáncer de mama y leucemia. En cuanto al sexo, existe un exceso del 10% de las mujeres con respecto al varón, fundamentalmente por el incremento en la incidencia de cáncer de mama.

 

Presentación .

Maxima incidencia

Declinación

Leucemias

4-5 años

10 años

30 años

Tiroides

Mama

Pulmón

4-5 años

20 años

>40 años

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Fuentes de irradiación: Estamos expuestos a radiaciones de orígen ambiental (rayos cósmicos, emisiones procedentes de uranio o polonio, etc.) que representa el 80% de la contribución a la dosis que recibe la población general y artificial (nuclear, diagnóstica y terapéutica), que representa el 20% restante.
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Carcinogénesis por radiaciones naturales: Los rayos cósmicos y la radiactividad de la tierra, son causas reconocidas de radiación ambiental. Últimamente se está reconociendo el papel del radón, un gas radiactivo natural que emana de la tierra, y que dentro de las viviendas se degrada a polonio 218 y214. Estas partículas emiten radiación alfa de alto LET, que se depositan en el árbol traqueobronquial que podrían producir cáncer de pulmón. En USA se estima que hasta 50.000 cánceres de pulmón al año podrían producirse por la radiación proveniente del radón.
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Carcinogénesis por radiaciones artificiales: La energía nuclear es observada con prevención por parte de la población general, debido al riesgo de cáncer y otras enfermedades que se producirían, sobre todo, en caso de accidente. En comparación con otras fuentes de energía, la energía nuclear es la más segura en términos de muertes por gigawatio producido. De los accidentes nucleares recientes, el de Chernobyl ha demostrado un exceso moderado, si existe, de cánceres y otras enfermedades genéticas.

La radiación recibida en los procesos diagnósticos, es otro motivo de preocupación relevante. Así, si se estima el riesgo de muerte por cáncer por la realización de una prueba radiológica definida, se producirá, por ejemplo, una muerte por cada 17.000 enemas de bario. Dentro de los estudios radiológicos que más preocupan a las mujeres, está la realización de mamografías de screening. La dosis de radiación absorbidas en una mamografía es de 0.20 cGy. Dada la alta incidencia de cáncer de mama en las mujeres occidentales (al menos 1 de cada 10, sufrirán la enfermedad a lo largo de su vida), no parece razonable limitar el uso de esta fundamental prueba diagnóstica por el posible riesgo de tumores radioinducidos.

Finalmente, es aún mas controvertido el riesgo de padecer segundos tumores tras irradiación terapéutica del cáncer. Los estudios que incluyen números suficientemente amplios de pacientes con seguimientos suficientemente largos, demuestran un significativo incremento del riesgo, de pequeña magnitud. Los estudios mejor realizados, son los concernientes a cáncer de cérvix. En ellos se observan incrementos en el riesgo de cáncer de recto, vejiga y también leucemias. La cada vez más frecuente combinación con quimioterapia, limita la adecuada definición del riesgo asociado a irradiación exclusiva.