6. Gradualmente. No Es Un Acto Único
6. Gradualmente. No Es Un Acto Único
Es verdaderamente desagradable ir al encuentro de una persona a la que no se ha visto nunca, para darle una noticia francamente mala. Es siempre mucho más fácil dominar la situación si tenemos una cierta relación previa con el enfermo y con su familia y sabemos algo de su ambiente y de sus posibles reacciones.
Evitaremos dar demasiadas informaciones en el primer encuentro. La información dosificada, nos permitirá percatarnos de la respuesta del enfermo a la información recibida.
El médico que trate este tipo de situaciones debe tener una mente abierta y resolver el problema de acuerdo con soluciones individuales y específicas para cada caso concreto. Siempre, pero sobre todo en los primeros momentos, debe ser extraordinariamente cauto. La prudencia es una admirable consejera: evita pasos en falso de reversibilidad difícil y permite ir ganando un tiempo precioso para poder presentar las ideas de una manera más elaborada y correcta. El médico debe tomarse todos los plazos que necesite hasta que adquiera una conciencia clara del grado de información que "ese" preciso paciente es capaz de asumir. Y, mientras tanto, no debe mentir. A nadie le extraña que un médico dude y, como consecuencia, sea parco en sus informes, pero se acepta muy mal al médico que miente. Hay muchas maneras de manejar el tema hasta llegar a la conclusión que pudiéramos llamar definitiva24.
Decía Simpson que la verdad es como un medicamento, que tiene su propia farmacología: una dosis demasiado baja no hace efecto y se corre el riesgo, incluso, de debilitar la confianza que tiene el enfermo en su médico; la prescripción precipitada de dosis excesivas puede provocar síntomas inquietantes; y existen casos de reacciones idiosincrásicas, de taquifilaxia y de tolerancia, sin contar los individuos que ofrecen una gran resistencia a su administración. Por consiguiente, la manera en que se dicen las cosas, influye más que la elección de decirlas o no en los resultados obtenidos.
Esta forma de "dirigirse con frenos" hacia la verdad puede ser un gran alivio para el enfermo. El moribundo suele saber mucho más sobre su estado de lo que dice y posiblemente de lo que se dice a sí mismo. El saber reprimido sigue siendo saber. Tanto si este saber está situado en el umbral de la conciencia o por debajo de ella, siempre puede suceder que en cualquier nivel de la conciencia roa el tormento de la duda en las protestas optimistas del mundo circunstante que con sonrisas pretenden disipar sus cuidados. También se llega al punto de que el enfermo empieza a sufrir más por la contradicción creada entre el sí asegurado y el no secretamente sabido, que si se le cargara con el peso de la claridad sobre su estado.
El paciente marca el camino y el ritmo. La información al paciente es un proceso dinámico, que si se hace bien, es terapéutico y que el criterio que debe seguirse es el de la "verdad soportable". Se entiende por verdad soportable aquella información cierta que puede asumir y aceptar el paciente. La soportabilidad es cambiante en función del tiempo de evolución de la enfermedad y de la información recibida. Para que la información sea entendida por el paciente, es preciso explicar de un modo inteligible. Es importante, sin embargo, no confundir lo insoportable para el enfermo con lo incómodo para el médico.
El clínico necesita finura y delicadeza para saber captar los sutiles matices que el paciente espera o desea oír en las explicaciones que se le proporcionen, para poder aceptar esas explicaciones de la forma menos traumática posible. El médico debe saber en todo momento qué es lo que el paciente quiere realmente oír, cuantitativa y cualitativamente para, de esa forma, sin engañarle, irle dando la información de una forma progresivamente adecuada y para él asimilable, según las pautas que él mismo vaya indicando.
En pocas palabras, la pregunta: "¿Se debe decir la verdad al enfermo?" debe ser transformada en la siguiente: "¿Cómo ayudar al enfermo a encontrar por sí mismo la propia verdad en esta situación, que es la suya?".